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Las responsabilidades filiales son las obligaciones y deberes que los hijos tienen hacia sus padres. Estas responsabilidades pueden abarcar aspectos emocionales, físicos y financieros, y su naturaleza puede variar considerablemente según la cultura, la familia y las circunstancias individuales. Comprender cuándo estas responsabilidades son sanas y cuándo no lo son, es crucial para mantener relaciones familiares equilibradas y saludables.

Hace algunos días hablaba con una colega sobre este tema, con lo cual surgieron puntos de vista muy interesantes. Por eso el día de hoy quiero compartir un poco sobre este tema, ponte cómoda o cómodo, y comencemos.  

¿Qué son las Responsabilidades Filiales?

Las responsabilidades filiales incluyen una gama de deberes, obligaciones y expectativas que los hijos pueden sentir hacia sus padres, especialmente cuando estos envejecen o se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Estas responsabilidades pueden ser tanto legales como morales y abarcan diversos aspectos del cuidado y el apoyo a los padres. Veamos algunos de ellos:

Apoyo Emocional: Brindar apoyo emocional y compañía para asegurar el bienestar psicológico de los padres.
Ejemplo: Visitarlos regularmente, conversar con ellos, y estar presente en momentos importantes.

Asistencia Física: Ayudar con tareas diarias, cuidado de la salud, y actividades de la vida cotidiana.
Ejemplo: Ayudar en la higiene personal, preparar comidas, realizar tareas del hogar o recados o acompañar a citas médicas.

Apoyo Financiero: Proveer ayuda económica a los padres si no tienen los medios suficientes para mantenerse.
Ejemplo: Pagar gastos médicos, facturas, alimentos, o contribuir a los costos de una residencia de ancianos.

Responsabilidades legales: Gestionar y tomar decisiones sobre asuntos legales y administrativos cuando los padres ya no pueden hacerlo por sí mismos.
Ejemplo: Manejar cuentas bancarias, pagar impuestos, o actuar como representante en cuestiones legales.

Respeto y Aprecio: Mostrar respeto y valorar la contribución de los padres en sus vidas.
Ejemplo: Tener una escucha activa hacia ellos, tener muestras de cariño y respeto hacia ellos. 

¿Cuándo Son Sanas las Responsabilidades Filiales?

Las responsabilidades filiales son sanas cuando se llevan a cabo de manera equilibrada y respetuosa, sin sacrificar el bienestar emocional o físico de ninguna de las partes involucradas (padres o hijos) así también evitando que experimenten la sobrecarga, abuso o negligencia. Algunos indicadores de responsabilidades filiales sanas pueden ser los siguientes:

Reciprocidad: Las responsabilidades y el apoyo son mutuos y no están unilaterales.

Balance: Los hijos proporcionan el apoyo necesario sin sacrificar su bienestar físico, emocional y financiero.

Límites claros: Se establecen y respetan límites claros para mantener el equilibrio entre el cuidado de los padres y la propia vida del hijo.

Voluntariedad: Las responsabilidades se asumen por amor y sentido del deber, no por culpa o coerción.

Comunicación Abierta: Existe un diálogo claro y honesto sobre las necesidades y capacidades de ambas partes. Los límites se tienen claros.

Recursos Adecuados: Se busca y utiliza apoyo externo, como servicios asistenciales, rehabilitación cognitiva o física, centros de día para mayores o residencia para mayores cuando es necesario, para evitar la sobrecarga de los hijos o viceversa.

¿Cuándo No Son Sanas las Responsabilidades Filiales?

Las responsabilidades filiales se vuelven insanas cuando una de las partes se siente explotada, abrumada o resentida. Algunos signos de responsabilidades filiales insanas incluyen:

Carga desproporcionada: Los hijos se sienten abrumados por las demandas y no pueden equilibrar sus propias vidas.

Coerción o Culpa: El hijo se siente obligado a cumplir con los deberes por presión o culpa excesiva. Son forzados a asumir responsabilidades que no están dispuestos o capacitados para manejar.

Negligencia: Los padres dependen excesivamente de los hijos sin buscar otras fuentes de apoyo.

Sacrificio Personal: El hijo sacrifica su propio bienestar emocional, físico o financiero de manera significativa.

Falta de Límites: No se respetan los límites personales, lo que lleva a una relación desequilibrada.

Falta de Reconocimiento: Los esfuerzos de los hijos no son valorados o apreciados, lo que puede llevar a sentimientos de resentimiento y agotamiento.

Cómo Tener Relaciones Filiales Saludables

Fomentar relaciones filiales saludables requiere esfuerzo y comunicación constante. Aquí hay algunas recomendaciones para lograrlo:

1. Establecer y Respetar Límites: Define claramente lo que puedes y no puedes hacer sin comprometer tu bienestar. Comunica estos límites de manera abierta y respetuosa.

Ejemplo: Acordar horarios específicos para visitas o ayuda, o buscar apoyo externo cuando las demandas sean excesivas.

2. Fomentar la Comunicación Abierta: Habla honestamente sobre tus capacidades, necesidades y sentimientos. Escucha también las preocupaciones y necesidades de tus padres.

Ejemplo: Tener reuniones familiares para discutir y planificar el cuidado de los padres.

3. Buscar Apoyo Externo: No dudes en buscar ayuda de otros familiares, amigos o servicios comunitarios. El apoyo externo puede aliviar la carga y proporcionar recursos adicionales.

4. Cuidar de ti mismo: Asegúrate de cuidar tu propio bienestar físico, emocional y mental. Practica el autocuidado regularmente.

Ejemplo: Hacer ejercicios, dormir lo suficiente, una dieta saludable, momentos de relajación. 

5. Promover la Independencia: Fomenta la independencia de tus padres siempre que sea posible, permitiéndoles mantener su autonomía y dignidad.

Ejemplo: Permitir que los padres tomen decisiones sobre su vida diaria, como qué comer, qué actividades realizar o cómo organizar su hogar.

6. Consultar a profesionales: Si la situación se vuelve abrumadora, considera buscar la orientación de un terapeuta o consejero familiar. Los profesionales pueden ofrecer estrategias y apoyo para manejar mejor las responsabilidades filiales.

Las responsabilidades filiales son una parte importante de la dinámica familiar, pero es importante manejarlas de manera que sean saludables para ambas partes. O sea, establecer límites claros, fomentar la comunicación abierta y cuidar de uno mismo son pasos esenciales para mantener relaciones filiales equilibradas y respetuosas. Al hacerlo, no solo se asegura el bienestar de los padres, sino también el de los hijos, creando un entorno familiar más armonioso y sostenible.

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